jueves, diciembre 13, 2018

ROMA (2018)


Roma es una película sobre la caída de un imperio y la terrible destrucción que la búsqueda del amor y sentido a nuestras vidas deja a su paso. Es sobre el miedo a la soledad y a perder la esperanza de que las cosas pueden ser mejores en un México inocente y apunto de sufrir heridas que todavía cargamos.

Roma es una ventana al pasado de Alfonso Cuarón, un recuerdo a través de los ojos de Cleo, la empleada doméstica de una familia de clase media alta que viven en una de las colonias más ricas en historia en la capital. Cleo, como muchos de nosotros, busca amar y ser amada, busca crecer y definir una identidad que se transfigura a la par de la familia a la que trabaja.

Es una elegía a todas las mujeres que recorren un sendero solitario e incierto en busca de su propia identidad:

“Estamos solas”, dice Sofía, la señora de la casa a Cleo una noche cuando regresa en el auto de su exesposo semi-destruido.

Somos Cleo en el cine, esperando al hombre que jamás volverá, somos Cleo en medio del caos y la sangre en las calles la misma noche en que el ejército masacró a sus estudiantes, somos Cleo en el gélido silencio del quirófano cuando se despide de su bebé, y del futuro que jamás se hará realidad, y estamos con ella cuando apaga las luces de la casa al final de un largo día.



El país, al igual que Cleo, sufre una transformación a causa de una traición, el mismo tipo de traición que afecta a toda la familia.  

En una escena presenciamos con Cleo el entrenamiento del grupo paramilitar ‘Los Halcones’, del cual pertenece el padre de su futura hija, el mismo grupo que más adelante siembra muerte y destrucción en las calles. En esa escena conocemos al ‘Profesor Zovek’, el superhéroe de la televisión e icono de disciplina y justicia entre los jóvenes, entrenando a este grupo (interpretado por el infame ‘Latin Lover’) y somos testigos de la traición de nuestros ídolos, la de los padres que matan a sus hijos, de las familias que se resquebrajan y, al igual que México, nos dejan cicatrices que nos transforman para siempre.

La película nos obliga a recordar nuestro propio pasado, a mirar los momentos que pocas veces enfrentamos, pero forman parte irremplazable de nosotros. Las postales de un México descubierto y plasmado en una pantalla y que nos recuerdan a un sueño, a un dulce recuerdo que puede volverse también una pesadilla.

Constantemente vemos elementos, gestos, sonidos, que nos evocan a otras narrativas, una calcomanía del PRI en un poste, un poster en la pared, cosas que nos hacen perder el hilo y nos adentran a un pasado semi-enterrado, que revelan un aspecto de nosotros, de nuestra cultura.

La cinta es también una celebración a la vida, a las personas que forman parte de nuestro círculo y a las mujeres que nos moldearon a lo largo del camino, que cruzan las calles sin voltear, que aman con todo su corazón y que presencian, desde el balcón, las llamas de la vida.

Una canción en medio del bosque o el reflejo de un avión en el agua nos recuerdan que nada es para siempre, mucho menos el dolor, y que la paz se oculta frente a nosotros, en nuestro interior, extendido en el infinito blanco del cielo, en una pantalla de cine.

‘Roma’ es una carta de amor al pasado, un breve recordatorio de nuestras raíces y los recuerdos que contribuyen a formarnos. El pasado es un espejo que, al igual que el cine, alimenta el recuerdo de emociones que nos hacen sentir vivos. Como Cleo, nos enfrentamos a olas fuertes que nos separan de los demás y que, si logramos superar, podremos sentir, al menos por un instante, un amor tan extenso y libre como el cielo.

domingo, octubre 28, 2018

Halloween (2018)




Pocos saben que ‘Halloween’ (1978) dirigida y musicalizada por John Carpenter, es la película que inventó el género slasher y creo la serie de reglas que todos los asesinos seriales enmascarados siguen religiosamente hasta el día de hoy (te estoy viendo, ‘Scream’).

La idea de ‘El Coco’ como una entidad imparable, inhumana y absurdamente veloz que aterroriza a adolescentes cachondos en Día de brujas choca con nuestro miedo a lo desconocido. El mal es una fuerza imparable que viene a partirnos la madre.



40 años después, David Gordon Green (‘Pinapple Express’) nos relata la continuación de la primera película (ignorando 6 secuelas, el remake de Rob Zombie y una serie de comics), con ‘Halloween’ (2018) que retoma la historia 40 años después, con el personaje de Laurie Strode (Jaime Lee Curtis) afectada por el trauma y las secuelas que esto tiene para su familia, y con Michael Myers (Nick Castle), como un recluso catatónico en un hospital psiquiátrico de máxima seguridad que escapa una noche de Halloween para sembrar el terror otra vez y romper su record anterior.

Todo inicia a partir de las investigaciones de dos podcasteros sobre los asesinatos de hace 40 años en Haddonfield, Illinois, despertando de nuevo el interés por Michael en la pequeña comunidad.

Al mismo tiempo Laurie Strode, ahora una ermitaña obsesionada con Myers, intenta sanar los lazos con su distante hija, Karen (Judy Greer) y su nieta, Allyson (Andy Matichak), pero todavía sufre el trauma de hace 40 años, y vive recluida en su casa, la cual ha convertido en una fortaleza llena de trampas, en espera del regreso de Michael Myers.


Coincidentemente, la historia toma lugar la misma noche que Myers escapa, dejando una estela de muerte y destrucción a su paso.

La película está llena de estos pequeños guiños la saga de Halloween que cualquier fan de la franquicia identificará (la máscara del remake de Rob Zombie, la gasolinera ‘Halloween III: Season of the witch’ (1982)’ y algunos personajes que regresan 40 años después como el Sheriff Hawkins (Will Patton)). Incluso hay algunos guiños invertidos, más específicamente en los últimos y brutales 45 minutos, que nos remiten al final de la película original.

También la banda sonora de John Carpenter, el compositor original, le dan al filme una atmósfera única de películas de los 80’s.  


Todos estos elementos conforman una digna secuela, y todo gracias a que David Gordon Green es un fan acérrimo de la original, y más que reinventar el género o crear una cinta estándar de horror, lo que hace es expandir todo lo que la primera película tiene que nos asusta.

“The fear of becoming prey keeps both of them alive.”

Michael Myers vuelve como una fuerza imparable en busca de Laurie Strode, la chica que se le escapó hace 40 años. La cinta balancea una obsesión mutua entre estos dos personajes, una batalla que acaba destruyendo a la familia de Laurie.


La violencia es manejada de forma sutil, a veces no muestra el gore directamente, pero si los resultados, por ejemplo, hay un plano secuencia de Myers entrando y saliendo tranquilamente de varias casas, asesinando a varias personas. A veces vemos a Michael asesinando fuera de cámara para ver luego el cadáver, y otras veces se ve en primer plano a Michael acuchillando a una señora en el cuello.

La cinta no intenta glorificar la sangre sino la violencia que emana del personaje. Myers es una máquina de matar que no deja testigos.

Al ser una secuela de una cinta de hace 40 años, la historia enfoca mucho de su primera mitad en establecer a los personajes de Laurie, su familia y a Michael, lo cual arrastra un poco la historia, pero se empieza a levantar a partir de que Michael recupera su icónica máscara y comienza el baño de sangre, culminando en un final genial.

La cosa con las películas de terror es que casi siempre deben verse con una audiencia, ya sea con una cita, un grupo de amigos, o tu abuela, la sensación de entrar a una casa de los sustos con varias personas permea la sala y lleva a todos de la mano por una montaña rusa de emociones. 


Si tienen la oportunidad, véanla en el cine, es el tipo de cintas que asusta y entretiene por igual, ya que el inmenso horror que ofrece es yuxtapuesto por mucho humor y buenos chistes de vez en cuando.

Al final, ‘Halloween’ es una buena historia sobre el poder que tiene el trauma en las personas, como puede ser superado y sanar a una familia completa, al mismo tiempo rindiendo tributo a un género creado por John Carpenter, que los monstruos son seres indescifrables que pueden ocultarse en cualquier rincón de tu casa.



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jueves, enero 04, 2018

Me dormí viendo Justice League y soñé una mejor cinta

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El viernes pasado la ciudad de Monterrey, Nuevo León, México, se vistió de blanco y la temperatura cayó a unos ricos 5 grados.
Obviamente todos nos pusimos chamarras y nos tomamos selfies al lado de monos de nieve hechos de escarcha de coches.
Yo me congelaba las bolas física y emocionalmente. Salí del trabajo con un solo objetivo: Ver Justice League en el cine.
No es que sea fan de superhéroes o que me sedujera el morbo de ver el bigote digitalizado de Clark Kent; era más un saber que pedo con una de las más grandes películas de la última década; una cinta que prometía ser la mejor o el desastre más sido de la historia del spandex.
Le dije a un amigo que no es fan de superhéroes y accedió con la condición de ir completamente alcoholizado.
Sin pensarlo apartamos la función de las 11 PM y compramos un doce de esa cerveza navideña que no sabe a nada pero que te alcoholiza rápido.
Después de pasar un par de horas tomándonos las cheves y discutiendo temas de filosofía, religión y el rol de los milennials en el sistema capitalista opresor del siglo XXI; a las 10:45 nos pusimos las chamarras e iniciamos nuestra expedición al Cinépolis más cercano, expulsando vapor alcohólico como dragones de hielo de alguna serie medieval sobre-valorada.
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Desde que fue anunciada, Justice League ha tenido un trayecto abrupto a las salas de cine.
La cinta que costó alrededor de 300 millones de dólares, llega al campo de batalla dominado por Marvel desde hace casi 15 años.
La misión de Justice League es la de mezclar una buena historia con masivos ingresos de taquilla, básicamente lo que toda película que no sea de Jodorowsky quiere.
Pero desde el primer día de dordaje la tragedia y la estupidez del estudio han hecho que el menor de sus problemas fuera remover un bigote digital valuado en 12 millones de dólares o tener que llamar al director de Avengers para grabar 80% de la cinta otra vez.
Por eso y porque me gustó Man of Steel, decidí darle una oportunidad y entrar a la sala con mente abierta y niveles de alcohol en la sangre.
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Justice lague empieza con un flashback de unos niños entrevistando a Superman con el celular. Es una linda escena donde no solo llegas a conocer al personaje, sino que intenta arreglar el daño causado por Batman vs Superman, brindándonos un Superman humilde pero idealista, como el de los comics y el que los fanboys virgenes de Internet tanto añoran.
No sé, pero en ese momento empecé a sentir esperanzas por la película, o quizá era todo el alcohol en mi sangre, pero a los cinco minutos mi amigo ya se había dormido, y 20 minutos después, cuando la Mujer Maravilla salva a unos niños europeos de morir a manos de un actor de Game Of Thrones, mis ojos se cerraron y me quedé super jetón.
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Recuerdo cosas vagas, como a un villano llamado StephenKing del cual jamás había escuchado.
SephenKing buscaba tres cajas que, si se mezclaban, formaban otra caja más grande, en un poco inspirado intento de Matryoshka, y eso significaba el fin del mundo o algo así, bien vergas.
Lo triste es que este villano tenía más pinta de un mal cosplay de caballeros del Zodiaco con orejas improvisadas de Mickey Mouse que de digno oponente de película de 300 millones.
En primera no se parecía en nada al autor de novelas de horror del que se inspiraron.
También recuerdo escenas vagas de Ben Affleck caminando a un bar en medio de las montañas, y por alguna razón ese bar estaba lleno de vagabundos y Jason Momoa, quien se revela como Aquaman surfista en decadencia.
Obviamente rechaza la oferta de Ben Affleck de aparecer en la película y se aleja caminando al mar con una botella de whisky que luego tira, contribuyendo a la contaminación de los mares.
Gracias, Aquamamón.
Planee prestar más atención a la película, pero parpadee y me dormí otra vez, o quizá desperté y lo demás lo había soñado. Pero recuerdo vagamente escenas de Wonder Woman en la bati-cueva charlando con Alfred y haber sentido una inusual tensión sexual entre ellos dos.
Por cierto, Alfred es genial. Quiero ser Alfred cuando crezca, pero sin lo mayordomo y sin lo de dormirme en lugares al azar.
Más adelante soñé que yo era Cyborg y mi papá me prohibía salir de casa por miedo a que los vecinos pensaran mal de mi super-shingón cuerpo robótico que parecía envoltura de aluminio, como esos donde envuelves los burritos para que estén calientitos.
Tengo hambre… ¿qué no Cyborg salía en los Teen Titans?
Claro, como olvidar a Flash, el superhéroe tan veloz del cual no tengo recolección alguna en toda la película, pero lucía bien en el poster.
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Creo que la parte más shingona fue cuando profanan el cadáver de Superman para meterlo en una asquerosa alberca y aventarle una tostadora para revivirlo.
No sé porque todos pensaron que sería un genial plan, tal vez porque Cyborg lo propuso y nadie quería hacer sentir mal al chico con el disfraz de aluminio.
El punto es que Superman despierta y se los shinga porque supongo que estar muerto es mejor que seguir apareciendo en este universo cinemático.
Al final Superman ve a la morra que era su novia y ambos vuelan a su granja para encontrarse a sí mismo y después me volví a dormir, obviamente.
Cuando desperté StephenKing ya tenía las tres cajas y había invadido la ciudad de Springfield porque se estaba ocultando en la planta de energía Nuclear del Señor Burns.
Por cierto, StephenKing tiene un ejército de moscas androides gigantes, y solo por eso recuperó mi respeto.
Luego Aquaman decide que siempre si va actuar en la película y grita obscenidades mientras toma de una botella de whisky de quien sabe dónde salió, mientras impala moscas gigantes con su tridente Atlantáneo.
El punto es que a pesar de que vagaba por entre el reino de los sueños y el reino de DC, la película y mi intoxicidado cuerpo no ayudaron, y cuando Cyborg se sube al bati-avión caí al bati-vacío.
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No el vacío literal,  sino el vacío fílmico.
Empecé a soñar a Cyborg haciendo formas horrorosas con sus manos, y a una niña shingandose a una cyber-mosca con repelente. Cosas de pesadilla.
No sé cuanto tiempo pasé así, horas, días, pero fue tal la bati-caída que mi amigo despertó y tuvo que darme un codazo. Cuando abrí los ojos lo primero que vi fue a seis sujetos, uno de ellos Superman, partiéndole la madre a StephenKing hasta que literalmente se va al cielo, porque StephenKing es shingón.
Los últimos cinco minutos son la Liga rescatando Springfield, pero sin ningún cameo de los Simpson.
Luego cada quien se va por su lado a seguir con sus vidas y Batman le consigue jale a Flash de conserje o algo en algún lugar.
A Superman le compra la casa Infonavit de sus sueños en medio de un maizal, un módico precio para su silencio de aquella tarde cuando mataron a StephenKing.
No fue hasta los créditos, y el cameo de Lex Luthor con Solid Snake que me di cuenta que me dolía mucho la cabeza.
Así es, la Liga de la Justicia me provocó cruda. Bueno, eso y el alcohol.

lunes, noviembre 28, 2016


Animales fantásticos y donde encontrarlos es la mejor película de Pokemón jamás hecha.

La nueva cinta Fantastic Beasts and Where to Find Them, la primera entrega de la nueva serie de cinco películas que tomó a todos aquellos que nos vestíamos de magos y nos pintábamos un rayo con marcador permanente en la frente por sorpresa, se estrenó el 18 de noviembre en México y ya lleva más de 600 millones acumulados en todo el mundo

Cabe mencionar que el guión no fue escrito por Steve Kloves, quien escribió las siete películas anteriores, sino que fue la misma autora de Harry Potter, J. K. Rowling, quien accedió a escribirlas con la condición contractual de que nadie más que ella, mucho menos el estudio, pudiera meter mano a sus ideas. Por supuesto, siendo la mujer mas rica de este lado de la galaxia y la autora de la quinta mejor franquicia de todos los tiempos, aceptaron.

¿Pero valió la pena este experimento?

La Warner Bros trató con muchísimo cuidado este proyecto, reclutando al ganador del Oscar Eddie Redmayne, a los establecidos y talentosos Katherine Waterston y Ezra Miller, y al director David Yates, quien ya había dirigido cuatro películas de Harry Potter.

¿Qué puede salir mal? Tiene todos los ingredientes impuestos por Marvel para una apuesta segura, ligeramente predecible pero entretenida.

La película se arriesga un poco rompiendo las regla impuesta por las anteriores de utilizar solamente a actores británicos, y aunque la historia toma lugar en América, vemos actores ingleses como Katherine Waterstone y Collin Farrell interpretando personajes americanos y viceversa.

Se reconoce la función de la cinta de expandir la ya genial mitología de Harry Potter. Se reconoce el amor que la autora tiene por estas historias y sus personajes. Pero es dentro de esta subjetividad donde se percibe un ligero prejuicio contra los Estados Unidos, como la escena en aduanas al comienzo, la clase política norteamericana malvada y estúpida, la xenofobia y los grupos radicales de ultra-derecha similares a los que se ven hoy en día.

El tema principal de la cinta es la aceptación de uno mismo, muy claramente representado con Ezra Miller, quien pasa casi toda la película ocultando su naturaleza mágica para complacer a su madre, prototipo de la mamá de Carrie, emergiendo de él una obscuridad destructiva, producto del odio a si mismo, visualmente grandioso, pero temáticamente hueco al culminar en una secuencia de acción casi sacada de Transformers.

Parece que J.K. Rowling quiere sermonearnos sobre los peligros del bullying. Ten cuidado a quien llamas fenómeno en la escuela, podría convertirse en una nube de humo y matarte.

Mientras tanto, los protagonistas, Newt Scamander y Tina, se teletransportan con sus varitas por la película, ajenos a la trama principal hasta que es hora de enfrentarse al villano y decir adiós.
Sin mencionar a Jon Voight que parece no saber en que película está.

¿Qué pudo salir mal en la ecuación?

La respuesta a eso, y al por que otras franquicias en Hollywood apestan podría ser esta: Johnny Depp.

Todo el internet y nuestras abuelas sabían que Johnny Depp iba a salir en la cinta interpretando a Grindelwald, el mago más malo de los años 20’s. Mucho se intento guardar el secreto de su participación, para sorprender a los fans de… Johnny Depp.

Por mi parte agradezco haber sabido este spoiler de antemano, ya que me preparo a ver, como si fuera un mal viaje, a un Depp algo viejo hablando y actuando no como Grindelwald, sino como Johnny Depp, rompiendo la diégesis que tenía de la cinta, y peor aún, desasiéndose de un buen actor como Collin Farrel, quien definitivamente estaba mejor moldeado para interpretar a un mago moralmente ambiguo.

Cuando apareció escuché risitas en la sala. Verlo tuvo el mismo efecto que si hubiera salido en un sketch de SNL parodiando a Harry Potter.

¿Pero que tiene de bueno la película?

Hay dos cosas que me encantaron que están muy bien logradas:

1.     Kowalski.

Todos somos Kowalski pidiendo un préstamo para una panadería. Todos somos Kowalski con vidas aburridas y godinez deseando algo más. Y todos somos Kowalski deseando golpear Ron Perlman interpretando a un duende en la cara para impresionar a una chica.

A pesar de ser un sucio muggle (o nomag para los eruditos), es el personaje con más magia y carisma en la película. Es el protagonista de la única historia de amor exitosa y el verdadero héroe en su aventura épica de abrir una panadería para honrar a su abuela.

Dan Fogler hace un buen trabajo canalizando al personaje introductorio, esa figura que funge como patiño que obliga al protagonista a retroalimentar la trama a la audiencia, pero el carisma de este personaje deja al descubierto las debilidades de Newt Scamander, incluso le revela el deseo de poder ser tan buena onda como él.

Como dato curioso, Michael Cera rechazó este papel para hacer Lego Batman. Imagínense la cinta con él como una precuela de Superbad.

2.     C.G.I.

Tres letras que cambiaron la industria del cine para siempre. Desde que se creó el CGI para hacerle dinosaurios a Spielberg, esta tendencia se ha propagado como un virus a todas las películas, llegando al absurdo de crear los traseros de los personajes de 50 Sombras de Grey.


A pesar del uso excesivo, es refrescante ver una cinta que utiliza el CGI para diseñar unas criaturas realmente fantásticas. Hay rinocerontes CGI gigantes bramados, aves CGI gigantes azules, topos ladrones de joyas CGI, simios CGI invisibles. La imaginación se desborda a todas direcciones en lo que se refiere al CGI. Y no se detiene ahí, hay focas marinas CGI, hipopótamos CGI, ¡incluso cucarachas CGI! No entiendo como J. K. Rowling no se puso a pensar que tenían en sus manos la mejor adaptación de Pokemón jamás hecha, debió detenerse en ese instante, llamado a Nintento y reescrito el titulo.

Es más, debieron de una vez remplazar a los actores con CGI, quizá así el protagonista habría tenido más carisma.

En conclusión, tal vez Fantastic Beasts no será el retorno triunfal de Johnny Depp como algunos esperaban, ni tampoco una película más de Harry Potter, aunque eso no sea del todo malo, la cinta ofrece un vistazo a un mundo lo suficientemente interesante para sobresalir por si mismo. Pero una cosa es cierta, es lo más que tendremos a una película decente de Pokemón. 

sábado, noviembre 26, 2016

Fidel Castro 1926 - 2016

"Hasta la Victoria, siempre!"

Dijo Raúl Castro durante el anuncio del fallecimiento de su hermano, Fidel, en un anuncio similar a las transmisiones que se hacían por televisión en los años 70's para hablar sobre la guerra fría o felicitar a la nación por una "feliz navidad". Tengo la impresión que todo lo relacionado con Cuba evoca esa luz propia del pasado, un pasado fuera de lugar, ya que imagino que muchas personas habrán visto este anuncio a través de sus celulares mientras esperaban su machiatto en el Starbucks.

Precisamente ayer veía JFK, la cinta de Oliver Stone de tres horas y media sobre el asesinato de Kennedy. En una escena, un anti-comunista Joe Pesci se mete coca y empieza a divagar sobre como asesinar a Fidel Castro, sugiriendo incluso un plan para quitarle la barba y ridiculizarlo (si existió ese plan).

Fue horas después cuando me enteré de la muerte de Castro a los 90 años, y pensé que en algún lugar (lo más seguro en su casa), Joe Pesci estría sonriendo irónicamente, o metiéndose coca.

Poco se en realidad sobre el ex-presidente cubano, salvo lo que llegue a conocer a través de la cultura popular, y vaya que lo conocí bastante ahí, Fidel Castro, con su barba, habano y su uniforme militar color verde era un icono de la cultura gringa (y por ende del continente), que salía en caricaturas, comics, dramas y comedias, y motivo de debate en televisión cada que el señor opinaba algo en su columna del periódico.

Ahora que lo pienso, creo que vi más a Fidel Castro como caricatura que en carne y hueso.

El punto es que ha muerto uno de los últimos humanos míticos que nos quedan (contando a Chabelo y al Che Guevara que vivirá atrapado en playeras vendidas en Wal-Mart para siempre), míticos en el sentido que vivieron en una época a la que supieron sacarle provecho y quedaron marcados en la historia, ya sea como héroe o villano, pero afectando la vida de millones de personas.

Y eso es lo interesante. Hizo el suficiente ruido para ser recordado, Cuba es y quizá siga siendo por un rato más, sinónimo de Fidel Castro. 

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martes, julio 01, 2014

La mala muela

He dejado el mal hábito de escribir continuamente en este blog por temor a quedarme sin ideas pero se siente bien volver de vez en cuando a reflexionar y re-leer toda la zarta de estupideces y memes graciosos que publicaba. Hay un débil registro del internet aquí, desde que era una especie de zona de confort para los amantes de lo desconocido y los programas de descarga de música ilegal, hasta nuestros días que se ha vuelto como ese restaurante favorito que fue descubierto por ese sujeto que te desagrada y ahora es tambien su lugar favorito.

Pero todo está bien, las campanas siguen sonando al ritmo de una tonada virtual que se escucha todavia hasta los confines más alejados del pasado. El futuro sigue caminando y todo cambia a una velocidad cada vez más apresurada. Siento que la adversidad y las olas que la vida emana se han enmudecido para dar paso a una horrible tranquilidad. No deseo la tranquilidad, quiero las olas, los golpes, la vida y el vivir. No tengo poder sobre los elementos, solo soy un adulto irresponsable que escribe cosas moderadamente geniales y tiene un buen gusto por la literatura y los sandwiches sin queso.

Tal vez algún dia aprenderé que la vida no se mide por el numero de palabras que uno procesa en un teclado de plastico sino por el numero de cosas que uno grita a los cuatro vientos en medio de una tormenta mientras se esta empapado de sudor, lagrimas y agua.


jueves, abril 24, 2014

Torn

Los viajes en avión suelen ser repetitivos, salvo por una que otra nueva turbulencia que no habías experimentado antes, o un nuevo tipo de sandwich en el menú, todo lo demás sigue siendo bastante similar.

Tú llegas, haces fila para abordar, eliges si subir por adelante o por la cola, guardas el equipaje de mano, encuentras un comodo asiento completamente igual a los demás, generalmente eliges uno con bonita vista al ala para apreciar las turbinas, te abrochas el cinturón y decides recargar tu cabeza para alejar los malos pensamientos de explosión y muerte.

Subo a un avión por lo menos unas 4 veces al año desde hace casi cinco años, eso equivale a unos 25 vuelos en total abordados, contando algunos años que han sido más de 4. Creo que 25 es un número grande para casi cinco años, confio en que las probabilidades de yo muriendo en un accidente aereo sean menores de 1 a 26.

Cuando haces algo con frecuencia se convierte en tu pequeño ritual personal, un proceso que te remonta al proceso anterior y así indefinidamente hasta que comienzas a olvidar la primera vez que lo hiciste. Nunca he disfrutado de los aviones, se que son cientificamente más seguros que otras alternativas, pero a veces tengo etapas de confianza y otras de miedo, unos años los aviones me fascinan, otros me aterran sin sentido, nunca un punto intermedio; para eso debo recargar la cabeza, cerrar los ojos y alejar esos malos pensamientos de una maldita vez.


ROMA (2018)

Roma es una película sobre la caída de un imperio y la terrible destrucción que la búsqueda del a...