Pocos saben que
‘Halloween’ (1978) dirigida y musicalizada por John Carpenter, es la película
que inventó el género slasher y creo
la serie de reglas que todos los asesinos seriales enmascarados siguen
religiosamente hasta el día de hoy (te estoy viendo, ‘Scream’).
La idea de ‘El
Coco’ como una entidad imparable, inhumana y absurdamente veloz que aterroriza
a adolescentes cachondos en Día de brujas choca con nuestro miedo a lo
desconocido. El mal es una fuerza imparable que viene a partirnos la madre.
40 años después,
David Gordon Green (‘Pinapple Express’)
nos relata la continuación de la primera película (ignorando 6 secuelas, el
remake de Rob Zombie y una serie de comics), con ‘Halloween’ (2018) que retoma
la historia 40 años después, con el personaje de Laurie Strode (Jaime Lee
Curtis) afectada por el trauma y las secuelas que esto tiene para su familia, y
con Michael Myers (Nick Castle), como un recluso catatónico en un hospital
psiquiátrico de máxima seguridad que escapa una noche de Halloween para sembrar
el terror otra vez y romper su record anterior.
Todo inicia a
partir de las investigaciones de dos podcasteros
sobre los asesinatos de hace 40 años en Haddonfield, Illinois, despertando de
nuevo el interés por Michael en la pequeña comunidad.
Al mismo tiempo
Laurie Strode, ahora una ermitaña obsesionada con Myers, intenta sanar los
lazos con su distante hija, Karen (Judy Greer) y su nieta, Allyson (Andy
Matichak), pero todavía sufre el trauma de hace 40 años, y vive recluida en su
casa, la cual ha convertido en una fortaleza llena de trampas, en espera del
regreso de Michael Myers.
Coincidentemente,
la historia toma lugar la misma noche que Myers escapa, dejando una estela de
muerte y destrucción a su paso.
La película está
llena de estos pequeños guiños la saga de Halloween que cualquier fan de la
franquicia identificará (la máscara del remake de Rob Zombie, la gasolinera
‘Halloween III: Season of the witch’ (1982)’ y algunos personajes que regresan
40 años después como el Sheriff Hawkins (Will Patton)). Incluso hay algunos
guiños invertidos, más específicamente en los últimos y brutales 45 minutos,
que nos remiten al final de la película original.
También la banda
sonora de John Carpenter, el compositor original, le dan al filme una atmósfera
única de películas de los 80’s.
Todos estos
elementos conforman una digna secuela, y todo gracias a que David Gordon Green
es un fan acérrimo de la original, y más que reinventar el género o crear una
cinta estándar de horror, lo que hace es expandir todo lo que la primera
película tiene que nos asusta.
“The fear of becoming
prey keeps both of them alive.”
Michael Myers
vuelve como una fuerza imparable en busca de Laurie Strode, la chica que se le
escapó hace 40 años. La cinta balancea una obsesión mutua entre estos dos
personajes, una batalla que acaba destruyendo a la familia de Laurie.
La violencia es
manejada de forma sutil, a veces no muestra el gore directamente, pero si los
resultados, por ejemplo, hay un plano secuencia de Myers entrando y saliendo
tranquilamente de varias casas, asesinando a varias personas. A veces vemos a
Michael asesinando fuera de cámara para ver luego el cadáver, y otras veces se
ve en primer plano a Michael acuchillando a una señora en el cuello.
La cinta no
intenta glorificar la sangre sino la violencia que emana del personaje. Myers
es una máquina de matar que no deja testigos.
Al ser una
secuela de una cinta de hace 40 años, la historia enfoca mucho de su primera
mitad en establecer a los personajes de Laurie, su familia y a Michael, lo cual
arrastra un poco la historia, pero se empieza a levantar a partir de que
Michael recupera su icónica máscara y comienza el baño de sangre, culminando en
un final genial.
La cosa con las películas
de terror es que casi siempre deben verse con una audiencia, ya sea con una
cita, un grupo de amigos, o tu abuela, la sensación de entrar a una casa de los
sustos con varias personas permea la sala y lleva a todos de la mano por una
montaña rusa de emociones.
Si tienen la
oportunidad, véanla en el cine, es el tipo de cintas que asusta y entretiene
por igual, ya que el inmenso horror que ofrece es yuxtapuesto por mucho humor y
buenos chistes de vez en cuando.
Al final,
‘Halloween’ es una buena historia sobre el poder que tiene el trauma en las
personas, como puede ser superado y sanar a una familia completa, al mismo
tiempo rindiendo tributo a un género creado por John Carpenter, que los
monstruos son seres indescifrables que pueden ocultarse en cualquier rincón de
tu casa.