No estoy alegre con mis poemas, y creo que por fin he logrado saber por qué.
Después de tanto tiempo escribiendo versos en casi todo tipo de papel que he logrado encontrar, he llegado a la conclusión que, mis poemas, es lo más parecido a una carta, solo eso, un mensaje, aveces hueco, otras veces sobre actuado.
El problema radica en que, en comparación a otros autores, los poemas no son cartas, son medio de expresión, boletos de ida a un mundo repleto de imágenes y sentimientos, descripciones sencillas y hermosas de sentimientos coloridos y gente visible solo por su mirada.
Los verdaderos poemas incitan a la imaginación del hombre, mis poemas, tratan de fingir poseer esa habilidad, pero eventualmente, siguen siendo solo tinta y palabras.

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