No, no hablo del maldito show que las empresas tienen por las descargas ilegales de canciones, que hoy en día son tan comunes que ya casi olvido como huele un C D nuevo.
A lo que me refiero es a las bandas de rock; empiezan como una simple agrupación de cochera o pueblo pequeño con grandes ambiciones y pasión por la música y las letras, lanzan un disco y un primer sencillo; son idolatrados por todos los jóvenes, odiados por muchos más, y la atención es puesta sobre ellos. De repente todos los observan por que piensan que cada cosa que ellos hacen es genial.
Yo respeto a muchas de las bandas de rock que siguieron ese ciclo de la naturaleza; o respetaba.
El punto es que, después de cierto tiempo, generalmente años, los egos crecen, las ideas se hacen mas ambiciosas; les dan el mundo en bandeja de plata y a la vez son presionados por un montón de disqueras y acaban tomando todas las malas decisiones y despertando el lado oscuro de la codicia que reside en algunos de ellos.
Vean el cazo de My Chemical Romance; banda punk underground crecida en los suburbios de estados unidos, empezando a tocar en sótanos y expresando sus demonios y frustraciones en muy buena música que hacía reventar los oídos, además poseían otro grado excepcional de talento, una creatividad envidiable, que los llevo a hacer algunos de los videos más geniales que he podido ver en cualquier otra banda de rock que use maquillaje de niña.
Todo parecía bien para ellos, el cielo era el limite y les ofrecieron todos los recursos necesarios para que de verdad hicieran algo que les saliera del fondo de su alma.
El resultado fue una mezcla de Tim Burton anoréxico con una cinta de video de los años cuarenta. Saltaron casi completamente de género, e incluso el vocalista de pinto el cabello abandonando casi por completo su antigua imagen de adolescentes frustrados con la sociedad. Claro, es cierto que ya están algo viejos pero aún así se revolucionaron al punto en que ahora no distingues si es un grupo de niñas albinas muertas.
Otro desagradable ejemplo es la banda de rock cristiano, Evanescence; dirigido por la multifacética Amy Lee, y co-creada por Ben Moody, un dúo dinámico brillante, cuyos trabajos lograron crear dos de los discos más hermosos que he oído en mi vida y merecedor de muchos premios alrededor del mundo (literalmente se ahogaban en trofeos).
Las letras, los riffs, las actuaciones en vivo, todo indicaba que esta agrupación musical hacía música inspirados en el amor que sentían por ese arte; creando todo tipo de mundos y sonidos placenteros con significados sólidos.
Lamentablemente, el peso de la fama atacó, o al menos eso se cree. El punto es que primero el co-creador Ben Moody abandonó misteriosamente la banda un día. Mucho tiempo después Evanescence sacó su otro disco, no es que sea malo, pero es como comerse un hígado encebollado en comparación a su anterior. Ni hablar del inflado ego que todo esto tuvo en su compositora, la verdad asustaba como daba metáforas de que era la persona más brillante del universo. La banda se desmorona lentamente a conforme pasa el tiempo y son muchos los fans como yo que cada día rezamos por alguna recuperación de cordura… o de talento.
¿Será cierto que la fama corrompe lo bello? Es un peso a veces difícil de cargar, pero es inquietante como casi todos las nuevas caras en la industria de la musica hoy en día estan en riesgo en ser infectados con el virus del egocentrismo y caer desmesuradamente a formar parte de un público puramente comercial o sin pasión verdadera a la música, un publico que solo les interesa la moda y el dinero.
Tal vez Ben Moody sabía de esto, y al descubrir que era imposible detenerlo huyó del barco antes que se hundiera, jamás entenderemos que es exactamente lo que motiva a algunas bandas de rock a venderse ellas mismas o cambiar su estilo a uno más mediocre en cuestion de meses.
Lo bueno es que las bandas como Oasis siempre viviran. Excepto los Beattles o los Rolling Stones que lentamente se van muriendo. =/
.jpg)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario